10 pasos básicos para revisar sus escritos

Una vez terminado el manuscrito, es fácil respirar con alivio y celebrar el primer paso hacia la publicación del libro. Pero, teniendo en cuenta que los editores pueden saber lo que vale la pena publicar después de tan sólo dos páginas, es una buena idea hacer algo de edición usted mismo, antes de enviarlo.

Cuanto más se den cuenta los editores de que su manuscrito necesita mucho trabajo de edición, más probable será que lo dejen de lado y se olviden de él. La autoedición aumentará las posibilidades de que el editor lea el manuscrito, y también aumentará las posibilidades de que el libro sea realmente legible.

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Para evitar cualquier contratiempo, a continuación te ofrecemos 10 sencillos pasos que puedes seguir para releer tu manuscrito y autoeditarlo.

1. Deje su manuscrito a un lado durante unos días

Esto puede sonar contradictorio, pero es fácil involucrarse tanto en el proceso de escritura que luego te resulta difícil revisar y editar.

Para sacar el máximo partido a la autoedición de tu texto, deja que tu mente se desconecte durante un par de días. Este paso es importante porque es más fácil para ti, como autor, volver a tu manuscrito con una “mirada fresca”, casi como si lo hubiera escrito otra persona.

Tu mente está menos involucrada y podrá aportar una perspectiva fresca sobre lo que funciona y lo que no. Por otro lado, no edites en exceso, ya que cuanto más cambies, más probable será que te metas en un agujero.

2. Lea su manuscrito en voz alta

Una de las mejores maneras de detectar “errores” o construcciones de frases incómodas en tu manuscrito es escucharlo leído en voz alta, por ti o por otra persona. Puedes pedirle a un amigo que lo lea en voz alta o configurar la función de conversión de texto a voz en tu ordenador.

La lectura en voz alta también es una forma excelente de detectar elementos, elementos o líneas argumentales que no encajan bien. Esto se aplica tanto a los arcos argumentales o de personajes inacabados como a la gramática o la ortografía divertidas. A menudo, cuando se escucha la lectura del manuscrito en voz alta, los errores se hacen evidentes.

3. Utilizar un corrector ortográfico

Vale, probablemente estés pensando que no hay nada malo en tu ortografía, pero este es un consejo de autoedición importante en la era digital. Hoy en día, la mayoría de los textos se escriben por ordenador y es muy fácil cometer errores ortográficos (sobre todo si eres un mecanógrafo rápido) o confiar demasiado en que el ordenador lo haga todo por ti.

También es demasiado fácil ignorar todos esos garabatos multicolores que aparecen bajo las palabras o frases en la pantalla, pero están ahí por una razón. Al menos tómate el tiempo de revisar por qué aparecen esos garabatos y modifica las palabras o la gramática que realmente han sido mal escritas. A veces es simplemente porque hay una forma un poco más fácil de expresarse, y puedes editar o reescribir rápidamente.

4. No pierda de vista esas palabras preocupantes

Incluso para un hablante nativo de un idioma, siempre hay palabras o frases concretas que pueden hacernos tropezar, aunque seamos muy buenos con el lenguaje. Es fácil tropezar incluso con errores obvios como “su” y “allí” o “afectar” y “efecto”, por ejemplo.

¿Qué te parece tener un libro de referencia a tu lado para poder consultar fácilmente esas palabras o frases problemáticas? Puede ser un tesauro, un diccionario o un buen libro de gramática para consultar rápidamente. También hay muchos recursos en Internet que pueden ayudarte a hacer una comprobación rápida si lo necesitas.

5. Cambia los adverbios por verbos fuertes

A veces un adverbio cumple su función en la frase. Si se trata de enfatizar la forma en que se lleva a cabo el verbo porque añade valor a la línea de la historia, entonces es genial.

Piensa en la diferencia entre “Asintió” y “Asintió enérgicamente”. La segunda frase ilustra y subraya la acción de forma mucho más eficaz, sobre todo si el personaje tiene una fuerte reacción a algo en la línea argumental.

En otros casos, sin embargo, es frecuente que un verbo más fuerte ayude a transmitir la misma idea sin el énfasis adicional del adverbio. Por ejemplo, en lugar de decir que un personaje camina lentamente, diga que se arrastra. La puerta no se cerró ruidosamente, se cerró con estrépito. Esto da un significado más potente a la frase.

6. Deshágase de las palabras que se utilizan en exceso

Incluso con lo mejor de nosotros, hay algunas palabras que siguen apareciendo. Dejando a un lado las palabras absolutamente necesarias, como preposiciones, artículos, conectivos y similares, una reescritura completa de la frase (o un tesauro) le ayuda a encontrar palabras alternativas a las que tiende a utilizar en exceso.

En el blog “Cultura de Autor” se citan palabras comúnmente sobreutilizadas en la ficción, como: “cara” (como en “se enfrentó a ella”); “sentir/sentir”; “mirar/observar”; “miró”; “que”; y “giró”.

Puede hacer clic en el encabezado “Frecuencia” para descubrir las palabras que utiliza con más frecuencia (probablemente se sorprenda a sí mismo). Al releer su manuscrito, preste atención a las palabras que aparecen una y otra vez e intente eliminarlas por completo o sustituirlas por sinónimos.

7. Elija palabras legibles y concisas

Esto es una obviedad, pero también es fácil dejarse llevar y tratar de presumir de un vocabulario extenso. Sin embargo, piense en los libros que han tenido éxito editorial, como la serie de “Harry Potter”, la trilogía de “Los Juegos del Hambre” o “Cincuenta Sombras de Grey”. Dejando a un lado el público al que van dirigidos y los continuos debates sobre lo bien escritos que pueden estar algunos de estos libros, el lenguaje no es complicado.

Parte de la razón por la que son tan populares se debe a su legibilidad: los lectores no tienen que pensar demasiado en el lenguaje. Utilice este mismo principio cuando escriba su manuscrito. Tenga en cuenta que los lectores cogen los libros porque quieren relajarse y desconectar después de un largo día; no quieren tener que trabajar también con un diccionario.

Además, es obvio que las palabras redundantes no aportan nada a la historia, así que es mejor eliminarlas por completo. Piensa en algo parecido a “Sacudió la cabeza en señal de desacuerdo”. Las dos últimas palabras están implícitas en las cuatro primeras, así que se pueden eliminar. Se puede reformular simplemente como “Sacudió la cabeza enérgicamente”, lo que enfatiza el nivel de desacuerdo.

Lo mismo ocurre con recursos como “Atravesaron la puerta abierta…”: los lectores ya saben que la puerta está abierta para atravesarla. Estos son ejemplos muy sencillos, y es fácil añadir información extra en el fragor de la escritura, pero ahora que estás editando, hay que cortarlos.

8. Evite los clichés a toda costa

El consejo de deshacerse de los clichés es casi un cliché en sí mismo, pero se trata de uno de los añadidos más molestos a un texto posible. Tome un hacha para esos clichés ahora mismo y córtelos todos. Eche un vistazo a cualquiera de los libros más populares y verá que el uso de clichés es prácticamente insignificante.

A los editores no les gusta esta falta de originalidad, y la mayoría dirá que usar clichés es un signo de pereza. Como autor, creador de frases y argumentos originales, está en tus manos asegurarte de que no recurres a estas frases demasiado utilizadas (y justificadamente muy ridiculizadas).

Subraya y elimina inmediatamente cualquier cliché que encuentres en tu texto y sustitúyelo por algo que ponga de manifiesto lo cómodo que estás con tu historia y tus personajes.

9. Eliminar la voz pasiva

El uso excesivo de la pasiva puede ser un signo de un autor inexperto y los editores lo verán. La voz pasiva también debilita y ralentiza el texto.

¿Recuerdas la diferencia entre la voz activa y la pasiva? La activa, como su nombre indica, denota acción y movimiento: ayuda a que la historia avance a un ritmo decente.

En cambio, en la voz pasiva, la acción desaparece por completo de la frase, porque el foco de atención ya no está en el hacedor. Sin embargo, antes de eliminar todas las incidencias de la voz pasiva en tu texto, es mejor que tengas en cuenta que a veces puede ser útil para el texto.

La pasiva, al igual que otros recursos gramaticales, puede utilizarse a veces con un propósito específico para reforzar el texto. Piensa en las novelas policíacas, en las que se trata de ilustrar acciones que han sucedido pero no quién las ha hecho. Recuerda que una buena lectura indica movimiento del tiempo, así como acción y avance; la pasiva es lo contrario, ralentiza las cosas. Los verbos deben referirse directamente al autor y a la acción que se desarrolla en el texto.

10. Evitar la descripción excesiva

Esto se aplica tanto al uso de demasiados adjetivos como a la descripción excesiva de la escena o los personajes. Se trata de una línea muy fina, ya que, por un lado, hay que establecer una escena suficiente para que los lectores entiendan lo suficiente como para mantener la línea de la historia.

Por otro lado, una descripción excesiva ralentiza la historia y dificulta el interés de los lectores. Escribir frases como “El sofá rojo, duro y brillante” es demasiada información que los lectores no necesitan necesariamente. Es mejor dar a los lectores la descripción justa para que puedan interpretar una imagen en su mente (que es parte de la diversión de la lectura).

Conclusión: La autoedición es crucial

Es crucial invertir tiempo, y potencialmente dinero, para asegurarse de que su trabajo sea cautivador y al mismo tiempo fácil de leer. Debe tener una fluidez aparentemente sin esfuerzo para que el lector no tenga que esforzarse por entender su perspectiva. El texto debe tener sentido para ellos, de modo que puedan leerlo con facilidad, ya que eso hará que se adentren en su mundo ficticio.

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Este breve resumen de consejos de autoedición puede servir de lista de control de los puntos que hay que tener en cuenta en el manuscrito antes de enviarlo al editor. Cada punto le ayudará a ajustar el texto y aumentar su efecto, al tiempo que aumenta la legibilidad del manuscrito terminado.

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